Siempre se presenta la polémica de que los Pastores (Líderes supremos de las iglesias protestantes) se enriquecen cada vez más y más con la fe. Es cierto que es mal visto desde la perspectiva de un católico, pero hay que recordar que su filosofía es otra, que la característica primordial de su iglesia fue que derivó de la católica porque no compartía los ideales de esa iglesia. Una característica del protestantismo es “El enriquecimiento como señal de predestinación a la salvación eterna”. Muchos eclesiásticos hacen voto de pobreza (incluye al papa), pero ¿Hasta qué punto se cumple si los templarios, una orden militar de la iglesia, también hacían voto de pobreza y eran uno de los grandes mercaderes del mundo?
Como dice Max Weber en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, “el protestante está dotado más por el poder adquisitivo que el católico”, con esto se reparte la oración de “Come bien o dormir tranquilo”. Para “comer bien” hay que ganar bien, para ganar bien hay que “trabajar más”. Al católico sólo le interesa “dormir tranquilo”. Tal vez esta sea la razón por la cual los países que poseen gran influencia protestante, presentan mayor progreso y son los grandes de la economía (Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, China y en potencia, Brasil).
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