Con un saludo fraternal empezó la “fiesta”. No reconocí los rezos, tal vez por mis bases católicas, pero la mayor parte del tiempo, me movía con la masa en su ir y venir de alabanzas. Parecía la campaña política de Antanas Mockus.
En lo poco que escuche hablar al pastor, me di cuenta que su jerga es distinta a la del cura: se refiere de temas materiales y la forma de expresarse era informal. Hasta en un video que encontré en internet (Ver Video), hablaba de que "El Señor" tiene en su poder muchos carros y muchas casas, y que no era de preocuparnos si alguien nos quitaba nuestra casa o nuestro carro, "El Señor" nos lo iba a devolver, muchas veces más. Este tema lo habíamos aclarado un poco en la entrada sobre el voto de pobreza en la Iglesia Católica y las inclinaciones capitalistas de la protestante.
En el final del “festejo” nos hicieron ir al frente “a los pies del pastor” a los que íbamos por primera vez a esa iglesia. Posterior a la reunión, nos hicieron levantar las manos, oramos “por las nuevas almas que se incluían en esa comunidad”, nos llevaron a un cuarto, nos dieron gaseosa, nos dieron un librillo sobre un evangelio, nos hicieron varias preguntas, y luego, después de cinco minutos aproximadamente, por fin, nos “dejaron en libertad”.
Al final me sentía miserable por no tener tarjeta de crédito ni débito. Tantas ganas de ayudar, tantos datafonos para utilizar, tantos cajeros para retirar, y yo con dos mil pesos en el bolsillo para pagar el pasaje del bus. Es triste querer ayudar y no poder hacerlo.
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